El efecto shedding asusta a muchas personas que deciden poner fin a sus problemas de alopecia. Pero, en realidad, esto constituye una señal positiva: forma parte del proceso normal de renovación capilar que puede producirse en los tratamientos contra la caída del cabello.
Se caracteriza por ser una caída difusa y excesiva de cabello, siendo el porcentaje de pelos perdidos variable. Dicho porcentaje puede ser lo suficientemente elevado como para causar preocupación, resultar imperceptible o incluso ser nulo. Si bien es lógico que esto cause angustia, es importante afrontar el proceso con optimismo, pues esto nos indica que el tratamiento está funcionando. Pero tampoco hay que alarmarse si no se experimenta este efecto, ya que no se presenta en todos los pacientes que van a obtener resultados positivos.
La terminología proviene del verbo inglés «shed», cuyas acepciones entre otras, son «perder» y «mudar». Es en esta segunda acepción en la que tendríamos que poner el foco para evitar la angustia, ya que nos hace darnos cuenta de que es un proceso natural de renovación capilar en los mamíferos.
La respuesta es no. La diferencia entre la alopecia androgenética (Alopecia Androgénica masculina y alopecia androgénica femenina) y el shedding o efluvio telógeno agudo es que en la primera observamos degradación o atrofia del bulbo piloso, mientras que en el segundo caso el bulbo preserva la salud y funcionalidad.
Tampoco las causas son las mismas: en la alopecia androgenética priman los factores hormonales derivados de la herencia genética. Sin embargo, el shedding o efluvio telógeno agudo al inicio de un tratamiento capilar, ya sea farmacológico o quirúrgico, se debe al cambio en el ritmo de las fases del ciclo capilar.
La pérdida transitoria de pelo puede presentarse tanto en los tratamientos capilares medicamentosos como en el quirúrgico… Pero las causas que alteran el ciclo de crecimiento son distintas.
Tras un trasplante capilar, los cabellos injertados son privados de suministro de sangre durante su extracción y preparación. En algunos casos, esto puede provocar que los pelos pasen de la fase en la que se hallaban —sea la que fuere— a la telógena. Es totalmente normal, y el bulbo sigue manteniendo su buena salud y funcionalidad, por lo que el cabello volverá a crecer y, una vez que se dé el alta médica, se mantendrá en el tiempo.
En un tratamiento con medicamentos —tanto con minoxidil como con finasteride o la combinación de ambos—, la caída transitoria del pelo se produce por el cambio de fase en el ciclo capilar. En estos casos no interviene ningún pequeño traumatismo, inflamación ni la falta de riego sanguíneo, como el que se da en el injerto de pelo.
El mecanismo de acción de estos dos tratamientos contra la alopecia es distinto. La testosterona es el andrógeno principal en la circulación y tejidos. A través de una determinada enzima, la testosterona puede convertirse en dihidrotestosterona, un andrógeno muy potente que es causante de la calvicie. El tratamiento con finasteride es eficaz porque inhibe dicha enzima.
Por su parte, el minoxidil fue comercializado en la década de los 80 como antihipertensivo oral, pero pronto sus desarrolladores se dieron cuenta de que uno de sus efectos secundarios era la hipertricosis (exceso de vello facial y corporal). Desde entonces, el minoxidil ha sido utilizado ampliamente de forma local por los médicos para tratar la alopecia androgenética, tanto en hombres como en mujeres. Este tratamiento evita la aparición de posibles efectos secundarios indeseables, y resulta muy efectivo en un elevado porcentaje pacientes.
Su mecanismo de acción sigue siendo difícil de determinar con precisión. Se sabe que actúa abriendo los canales de potasio en la membrana de las células del músculo liso vascular, lo que provoca un bloqueo de los canales de calcio, que es el responsable de la constricción. Pero la vasodilatación por sí sola no explicaría su eficacia a la hora de repoblar la cabellera, aunque implique una mejora nutricional del bulbo piloso.
Por este motivo se ha seguido investigando hasta nuestros días. Uno de los hallazgos relativamente recientes y más interesantes es que el minoxidil suprime ciertas funciones relacionadas con la enzima que convierte la testosterona en dihidrotestosterona, disminuyendo su actividad.
El minoxidil fortalece los bulbos pilosos debilitados fomentando el crecimiento del pelo. Esto provoca un desajuste en las tres fases del crecimiento capilar: anágena o de crecimiento, catágena o transicional y la de reposo o telógena. Es en esta última donde empieza a crecer un nuevo pelo, sin que aún se haya caído el existente.
Podríamos decir que los bulbos pilosos que ya tenemos y son sometidos al tratamiento «reciben la orden» de crear un nuevo cabello más denso y vigoroso. Y, para que esto ocurra, es necesario que el pelo que se encuentra en la fase telógena pase a la fase anágena. A su vez, se crearía una sincronización en el ciclo de todos los cabellos que no existiría sin la estimulación capilar. Por este motivo los pelos se caen a la vez, y no de forma escalonada.
En el injerto capilar, la caída comienza aproximadamente entre las tres semanas y los dos meses desde la intervención. Los tiempos dependen de cada persona, pero las pérdidas suelen cesar por completo entres los ocho meses y el año. Al finalizar, el cabello trasplantado tendrá la misma vida útil que hubiera tenido en la zona donante sin experimentar más pérdidas por shedding.
En los tratamientos con minoxidil y finasteride, lo más habitual es que la caída comience a los tres meses y dure pocas semanas, o incluso días. Esto es debido a que cada persona tiene un ritmo distinto de crecimiento del cabello.
En cualquier caso, y a pesar de que estimamos muy útil nuestra labor divulgativa sobre el efecto shedding y la alopecia, es importante resaltar que cada persona reacciona de distinto modo a un mismo tratamiento. Por este motivo ofrecemos una consulta gratuita, para que el caso en cuestión sea analizado por parte de nuestro cuadro médico especializado y se determine el tratamiento idóneo para cada caso. En Corporación Capilar en nuestras clínicas de Madrid (injerto capilar Madrid), Barcelona (injerto capilar Barcelona) y Sevilla (Injerto Capilar Sevilla), ofrecemos tratamientos médicos exclusivos adaptados en primera consulta gratuita.
MADRID Goya 7 - Nº Reg. Sanitario: CS15283
BARCELONA Pº Gracia 44 - Nº Reg. Sanitario: E08746991
SEVILLA Av. Constitución 40 - Nº Reg. Sanitario: NICA 32272
Contenido revisado por el equipo médico de Corporación Capilar - Última modificación 27/12/2022
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Contenido revisado por el equipo médico de Corporación Capilar - Última modificación 01/02/2023