La dermatitis seborreica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que evoluciona por brotes y remisiones. Puede aparecer a cualquier edad, aunque con frecuencia la observamos desde la primera infancia, y afecta aproximadamente al 5 % de la población. Las áreas que suelen presentar lesiones son las que contienen más glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo y la cara. En menor medida puede verse también en los oídos, el pecho, las zonas de pliegues cutáneos y la espalda.
El aspecto que adopta la piel es generalmente de enrojecimiento y descamación. Estas escamas son blanquecinas y de aspecto graso. Puede haber también secreción sebácea intensa y prurito. La enfermedad suele mejorar con la edad y con la exposición solar, y empeorar con la ingesta de alcohol, de comidas muy especiadas, los cambios de estación y el estrés. No tiene cura y el tratamiento que administramos, que varía en función de la región afectada, tiene por objeto atenuar sus manifestaciones.
La causa de esta enfermedad no se conoce por el momento. Lo más probable es que se deba a la coincidencia de varios factores. Como característica común hay un aumento en la secreción de las glándulas sebáceas de las zonas afectadas. En estas, la concentración de glándulas sebáceas que encontramos puede ser tan alta como 900 por centímetro cuadrado.
También se piensa que hay una predisposición genética y que su aparición puede estar relacionada con la Malassezia globosa y otras subespecies. Se trata de un grupo de levaduras que encontramos con más frecuencia en la secreción sebácea de los afectados por esta enfermedad.
El funcionamiento inadecuado del sistema inmune puede afectar al mecanismo de barrera cutáneo. En este caso, veremos que hay cambios en la composición de la secreción sebácea, que presenta un aumento en el contenido de triglicéridos. En los linfocitos TD4 de las personas con esta enfermedad puede observarse deficiencias, lo cual explicaría también que sea más intensa en las personas con SIDA.
Muchas de las circunstancias que aumentan la probabilidad de sufrir este trastorno son controlables y esto nos ayuda a tener una mejor calidad de vida. Son las siguientes.
– Piel grasa o con tendencia a sufrir acné.
– Estrés emocional o físico, como sucede cuando hay una cirugía, un infarto o agotamiento.
– Un sistema inmune débil a consecuencia de padecer ciertos tipos de cáncer, a la diabetes, a la pancreatitis alcohólica o al contagio con VIH. Una dermatitis que no cede al tratamiento y es muy extensa nos puede indicar que la persona padece SIDA.
– Trastornos neurológicos y psiquiátricos como la depresión, la enfermedad de Parkinson o un accidente cerebrovascular. Algunos medicamentos que utilizamos para tratar estos casos podrían estar relacionados con el aumento en la secreción sebácea, que normalmente es de 100-200 µg por centímetro cuadrado.
– Climas extremos, muy secos, fríos o cálidos. También se relaciona con la exposición a rayos UVA que sufren los guías de alta montaña y los esquiadores.
– Consumo de alcohol o uso de productos para la piel que lo contienen.
Las personas de cualquier edad y sexo pueden padecer esta enfermedad, pero es ligeramente más frecuente entre los hombres. Encontramos dos picos de incidencia: en los primeros meses de vida y entre los 40 y los 70 años. En cuanto a la forma de presentación, tenemos la forma infantil y la del adulto, que tienen características diferentes en cuanto al tipo de lesiones y distribución de las mismas.
Se caracteriza por presentar una erupción rojiza que aparece entre las dos semanas y los tres meses de edad. Podemos observar 4 patrones diferentes en distintas localizaciones. Las lesiones suelen ser pápulas y placas con descamación y eritema. La resolución suele presentarse en algunas semanas.
– Cuero cabelludo
Se presenta lo que llamamos costra láctea, donde la descamación es intensa y las costras ocupan una gran extensión. El nombre se debe al olor que despiden las lesiones, similar al de la leche agria.
Podemos ver las lesiones papulares, eritematosas y descamativas ubicadas en la zona central de la cara. Cuando es más extensa, podemos verla también en el cuello, sobre las cejas y arcos superciliares o en las mejillas.
– Dermatitis del pañal
Afecta, principalmente, a los pliegues inguinales y las áreas cercanas. Las placas suelen ser menos descamativas y estar más enrojecidas.
Las lesiones que vemos están diseminadas por todo el cuerpo, especialmente en las zonas con pliegues como las axilas y las ingles.
Las lesiones eritematosas, las placas y las pápulas en los adultos suelen estar mejor delimitadas que en los niños. La descamación tiene aspecto graso y es blanquecina o amarillenta. Se presentan en las zonas donde abundan las glándulas sebáceas. Pueden aparecer en la zona peribucal, los párpados y las cejas, y en este caso hablaremos de blefaritis seborreica.
Otras regiones afectadas son la parte central de la cara, especialmente el surco nasogeniano, las orejas, en su parte interna, y el pliegue que está detrás del pabellón. En esta última localización puede presentarse una secreción muy abundante. Una zona frecuente es el borde del cuello cabelludo en la frente y lo llamamos corona seborreica. En las personas obesas, puede haber lesiones en los genitales.
En el grupo etario de los adultos las lesiones pueden aparecer y desaparecer con reapariciones frecuentes. Se deben a cambios en factores internos o externos, como la temperatura, el estrés mental o físico y la exposición solar.
– Cuero cabelludo
La intensidad de la dermatitis puede variar desde una caspa leve con escamas secas y pequeñas hasta una afectación más severa. En este último caso, se presenta una enfermedad que puede simular la infección por tiña. Las placas son gruesas, desprenden grandes escamas de olor fuerte y engloban mechones de cabello. En todos los casos observamos prurito de intensidad variable.
– Espalda y pecho
Suelen aparecer lesiones en las partes centrales, donde abundan las glándulas sebáceas, entre las escápulas y sobre el esternón. Esta última es la que llamamos forma centrotorácica de Brocq. Estas lesiones tienen la particularidad de estar muy bien delimitadas, con bordes netos y tener un tono rojo parduzco. El prurito que las acompaña puede ser leve o estar ausente.
Las lesiones que aparecen en los pliegues son eritematosas y rara vez descaman. Son áreas brillantes de color rojizo que aparecen en las ingles, las axilas, la zona interglútea con extensión al ano y la vulva.
La dermatitis seborreica del adulto puede reaparecer con frecuencia y sufrir variaciones periódicas en su intensidad. La exposición al sol, el cansancio y el estrés suelen ser responsables de nuevos brotes o del empeoramiento de lesiones ya existentes.
Para llegar a la conclusión diagnóstica definitiva, como dermatólogos realizaremos varios procedimientos. Esta certeza es importante para decidir el tratamiento.
Evaluamos las lesiones, que son características, su distribución y evolución. La presencia de factores de riesgo según los antecedentes personales, la historia familiar, la edad del paciente y aquellos que desencadenan los brotes también nos resultan evidencia útil.
En esta fase debemos descartar que las lesiones correspondan a otras enfermedades similares, lo cual se hace de diferente manera si se trata de un caso infantil o una dermatitis del adulto. En ambos tipos de pacientes puede haber dificultad en diferenciar la dermatitis con exceso de secreción sebácea de la psoriasis.
Para los niños, el diagnóstico diferencial se hace con la histiocitosis de células de Langerhans, la psoriasis y la dermatitis atópica. En este último caso, las lesiones son más simétricas y periféricas y descaman menos.
En los casos en que la enfermedad se presenta en la edad adulta, prestaremos especial atención a la zona del cuerpo que haya resultado afectada. Si es en los pliegues, hay que descartar que se trate de eritrasma o candidosis. En el tronco, pensaremos en lupus eritematoso y en pitiriasis versicolor o rosada.
Cuando vemos lesiones en los genitales, la cara o el cuero cabelludo, el diagnóstico diferencial se hace con la psoriasis y la rosácea. En las zonas expuestas al uso laboral, doméstico o accidental de sustancias irritantes, debe descartarse una dermatitis de contacto.
En muchos casos podemos solicitar una biopsia, es decir, una evaluación anatomopatológica de la piel. Para ello tomaremos una muestra por raspado.
Los hallazgos histopatológicos que nos reportarán serán acantosis en los procesos interpapilares, vasos dilatados, infiltrado linfohistiocitario e hiperqueratosis con red de canasta. Existen también, en menor intensidad, espongiosis y paraqueratosis.
No existe un tratamiento que elimine la dermatitis seborreica definitivamente. Si hay la sospecha de padecer esta enfermedad, se nos puede contactar. Podemos mejorarla con tratamientos farmacológicos sistémicos o tópicos y mediante el control de los factores internos y externos que desencadenan las reapariciones. En Corporación Capilar tenemos clínicas de tratamiento capilar en Madrid (Injerto Madrid), Barcelona (injerto Barcelona) y Sevilla (Clínica injerto capilar Sevilla).
MADRID Goya 7 - Nº Reg. Sanitario: CS15283
BARCELONA Pº Gracia 44 - Nº Reg. Sanitario: E08746991
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Contenido revisado por el equipo médico de Corporación Capilar - Última modificación 27/12/2022
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